jueves, 19 de enero de 2012

Mahoma va a la montaña

Mahoma va a la montaña. A la vista de que el sistema no me ofrece directamente cómo mejorar o diversificar mi formación para tener mejores y mayores oportunidades de ingresar de nuevo en el mercado laboral, me dispongo a bucear en la oferta del Servicio Canario de Empleo. Hay bastantes cosas sí, pero a cada cual me deja más perpleja. No me veo como auxiliar técnico de topografía ni como chapista o fontanera, pero admito que podría intentar alemán o inglés para atención al público, diseño web o, tal vez, escaparatista o pinche de cocina. En realidad me tiran los cursos de agricultura y agricultura ecológica porque, sí, yo también me he planteado que el paro es el momento ideal para cumplir el recurrente sueño del maduro insatisfecho: retirarte al campo, plantar habichuelas y criar gallinas. Pero me digo que no está la cosa para fantasías bucólicas y me freno. Así que, nuevamente con los pies sobre la tierra, continuó con el proceso y me dispongo a cliquear en mi isla, Tenerife, para afinar la búsqueda de oportunidades de formación reales. Y, ah!, en Tenerife solo hay plazas, en concreto una, para un curso de cuidadores de personas con Alzheimer. No me quiero ni imaginar rematando mi vida laboral ejerciendo como cuidadora de enfermos de Alzheimer mientras, tal vez, mi propio Alzheimer cabalga silenciosamente en mi cerebro. Pero vuelvo a cliquear sobre la única oportunidad que me dan. Y, ah!, el curso empezó el 21 de diciembre, por lo que no parece que la opción sea válida. Entonces me lanzó un buen y reconfortante suspiro, le digo a mi conciencia que no he sido yo la que ha despreciado una oportunidad tan razonable y apropiada como esa y decido que mañana será otro día. Ese día es hoy y, cuando de nuevo me sumerjo con mi anzuelo en la oferta de cursos del Servicio Canario de Empleo, ya no ofrecen nada en Tenerife. Gran Canaria es la única opción. Viviendo en Tenerife, y con el mar por medio, no se me podría ocurrir una opción más adecuada. PD: El dibujo que ilustra esta entrada es del diario francés Le Monde.

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